lunes, 16 de abril de 2018

El duende que me mueve las cosas de sitio

Cuando nuestros pequeños comienzan a caminar es cuando pueden explorar mejor el mundo que les rodea. En nuestro caso E. comenzó a caminar sola con 12 meses y desde entonces a penas la hemos visto gatear de nuevo. Claro! De pie ya no duelen las rodillas (han desaparecido los moratones en ambas), puede transportar cosas en las manos mientras se desplaza, tiene una visión periférica mejor de todo lo que le rodea mientras se mueve por casa... Así que a eso de los 13 meses, cuando ya dominaba bien sus pasos es cuando empiezamos a ver que se movían las cosas de sitio... Sería que teníamos un duende en casa?

E. ya tiene casi 16 meses y de momento no ha hecho ninguna trastada gorda, pero suponemos que algún día nos encontremos con una travesura de verdad, de esas en las que no le puedes reñir porque tú eres el mayor responsable pero que darías lo que fuera porque no hubiera pasado (vamos, que aún no nos ha tirado nada al retrete porque al baño solo entra con nosotros y aún no sabe levantar la tapa pero sabemos que algún día pasará, y esperamos que no sea un móvil o algo de importancia lo que eche en él...). Lo que ha hecho hasta ahora es mover de sitio libros, latas de comida, y cosas sin mucha importancia. 

Aquí van algunas fotos que muestran lo que hace nuestro duende y los recordatorios que nos hemos ido marcando para el futuro:







Dejas la lavadora con la puerta sin cerrar del todo y cuando vas  a meter la colada te encuentras con una lata de comida dentro. Otro día te encuentras juguetes en el cesto de la ropa sucia.
Recordatorio: Meter las prendas de ropa sucia a la lavadora siempre de una en una.

Te pones a tender pero te faltan pinzas y no es que hayas preparado una colada mayor que habitualmente. Así que paseas por casa para ver dónde pueden estar y te las encuentras en un sillón.
Recordatorio: El duende de la casa tiene lugares preferidos donde guardar sus tesoros. Cuando pierdas algo busca primero en ellos.


Dejas que tu pequeña rebusque en tu bolso, estás segura de que no hay nada peligroso para ella en él, pero no le quitas la mirada de encima mientras va sacando tus cosas y estudiándoselas. Pero el día que vas a pintarte los labios te das cuenta de que en algún momento dejaste de mirar y destrozó el labial.
Recordatorio: no solo tengas cuidado de lo peligroso para tu bebé, sino también de lo que no quieres que te estropee.

Has reñido varias veces a tu hija por urgar en la tierra de las macetas y cuando crees que ya has conseguido que no se la lleve a la boca o que ni siquiera le preste atención a las plantas, vas a regarlas y te encuentras una manopla de esas que solo una vez intentaste ponerle y desististe por imposible.
Recordatorio: mirar en las macetas siempre antes de regar las plantas.


Te pones a doblar la ropa limpia  varias horas después de haberla retirado del tendal, vamos, cuando puedes, y te encuentras el mando de la tele (esto solo pasa cuando papá no está en casa, por qué será?... jeje)
Recordatorio: dejar los pequeños aparatos electrónicos o con pilas fuera del alcance de la pequeña.

Estás barriendo como siempre y te vas encontrando lo típico, juguetes por el suelo, pelusas, alguna miga... pero llegas a la colchoneta de juegos y echas de menos no tener unas gallinas a mano para que se coman todas esas galletas que tu hija te ha estado pidiendo y que te hacían pensar "pues va ser que ahora le gustan!".
Recordatorio: si no le gustan las galletas, no te fíes cuando te pide una segunda.



Hay mucha gente que nos metía el miedo en el cuerpo: "ya verás cuando camine... uff", "prepárate a correr cuando camine", "vas a necesitar mil ojos cuando camine"... Pero al final no ha sido para tanto. Al revés, es mucho más fácil cuidar de ella. Al principio escuchas por donde está en casa porque sus paso son muy torpes y hacen mucho ruido con sus zapatillas. De hecho, ahora que ya no se la siente caminar (solo cuando corretea, o cuando cae y hace "pum"), seguimos sabiendo por donde anda, porque un niño no sabe ir sigiloso. O lleva algo en sus manos arrastrando, o va riendo, o llamándote, o balbuceando solo... Pero eso sí, en todo momento hay que tenerlo controlado. No basta con creer que se tienen todos los medios de seguridad de casa bien instalados (protectores de los enchufes, esquineras, armarios y cajones bloqueados...) porque a veces estas pequeñas criaturas se las apañan para acceder donde menos te lo esperas y liarla (la tele puesta no ayuda, por eso la mamá de E. no la suele poner y acaba estraviando el mando de la tele). 

Sigo defendiendo pues que el mejor método de seguridad del hogar para los niños pequeños es estar con ellos en el mismo cuarto y tenerlos siempre a la vista. Claro que esto no siempre es posible porque no puedes tenerlos atados a una trona todo el día, necesitan moverse, y a la vez tú necesitas ir de un lado para el otro, sobre todo cuando enderezas tu hogar. Pero yo soy de la opinión de que también hay que ir dándoles un poco de confianza para que ellos exploren la casa, que también es la suya, a sus anchas. Para ello se les puede dejar un par de habitaciones abiertas: aquella en la que estemos nosotros y otra más, para dejar que tengan la libertad de desplazarse sin que les veamos.  En nuestro caso el dormitorio que le solemos dejar abierto sin problemas es su propio dormitorio donde no tenemos nada peligroso para ella y donde tiene muchos de sus juguetes. Allí puede entrar siempre que quiera. No obstante a los más pequeños les gusta estar cerca de nosotros. Son ellos los que no quieren perdernos de vista y serán capaces de coger sus juguetes y traerlos hasta donde estamos para jugar delante de nosotros o incluso solicitarnos que lo hagamos con ellos. La regla de oro para cuando no los tienes a la vista es ir a mirar cada dos por tres (que a veces es cada 5 minutos y otras cada diez) y tener en cuenta que si están en silencio lo más probable es que estén liando alguna, así que si te das cuenta de que hay demasiada paz en casa, sal corriendo a mirar lo que hacen.

Lo dicho, deja que tu bebé explore, sobre todo cuando esté bajo tu atenta mirada, cuando sepas que no corre ningún peligro y lo único que esté haciendo es ensuciar, esparcir cosas, desordenar, porque a tí te tocará recogerlo después, sí, seguramente, pero él estará disfrutando de lo lindo, comprobando nuevas texturas, tamaños, temperaturas... En definitiva, descubriendo esos objetos cotidianos con los que convive y que no tienen nada de peligroso. Sus mejores juguetes son las cosas corrientes de casa, y además puede que esa sea la única vez que le llamen la atención, deja que lo disfrute.

Que más da que te saque los libros de la estantería y los ponga en el suelo si no los rompe?
Qué más da que te baje las latas de conservas al suelo y haga torres con ellas?
Qué más da que te coja las zapatillas y las coloque en el mueble de la televisión?
Deja el "no toques eso" para lo peligroso, que por desgracia también son muchas cosas, y ellos no pueden asimilar todas las órdenes y negativas cuando aún son tan pequeños.

E. al principio me cogía el cesto de las pinzas de la ropa mientras yo tendía y me las tiraba todas por el suelo. Ahora lo que hace es venir conmigo e ir dándomelas a medida que yo se las pido. Incluso se pone de puntillas haciendo el amago de prenderlas ella misma en el tendal. Si la hubiera reñido el primer día que las tiró, en el futuro no querría ni tocarlas y seguro que no me ayudaría nunca a hacer esta tarea.

Así que aprovecha la situación para enseñarle a usar todo aquello que le llame la atención, o simplemente quédate mirando qué es lo que hace con ello, qué se inventa, qué descubre, cómo se siente seguro de su autonomía!!

Por eso yo no quiero meter el miedo en el cuerpo a nadie cuando su bebé comienza a caminar y mi frase para esos papás primerizos es:

Vuestro bebé comienza a ser independiente para muchas cosas, disfrutadlo!


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