martes, 13 de febrero de 2018

Lactancia materna exitosa con poco pecho

Siempre he tenido poco pecho, o según muchas personas: nada, y no era una definición desacertada sino todo lo contrario. Vale que siempre fuí muy delgadita, pero a la hora de buscar sujetadores no encontraba algo que se quedara pegado a mi piel, porque incluso los que eran de copa A me dejaban hueco. ¿Complejos? Por suerte no. Sabía lo que tenía y cuáles eran mis fuertes: unas piernas delgadas y largas, un pelo bonito y una cabeza bien amueblada. ¿Lo pasé mal por tener poco pecho? Pues a veces sí, porque para mucha gente es raro ver a una chica tan plana. A veces tenía un poco de miedo en parecer un chico, pero a medida que iban pasando los años me daba cuenta de que realmente me daba igual. Mi mayor apoyo era la gente más mayor que me decía que mejor no tener esa carga ahí delante, y que ya me aumentaría el pecho cuando tuviera hijos, pero nunca lo creí.



Aún así, cuando quería quedarme embarazada buscaba información sobre la relación que hay entre tener poco pecho y la lactancia. No había gran cosa ni muchas explicaciones al respecto, pero en todas partes ponía que no tenía nada que ver una cosa con otra. Yo estaba segura de querer amamantar a mi bebé si es que un día tenía uno. Y empecé a creer que podría hacerlo. La información te da poder, y eso es lo que yo conseguí cuando estaba embarazada, me convencí de verdad de que daría de mamar a mi niña cuando naciera, estaba segura de que produciría leche para ella, sabía que como mujer la naturaleza debía dotarme de ese "privilegio" de poder alimentarla con mi propio cuerpo, como el resto de mamíferos.

El pecho que tenemos las mujeres, el que vemos que tenemos desde la pubertad, es el efecto del tamaño de materia grasa que se acumula en esa zona, pero las glándulas responsables paa producir leche, las que de verdad tienen una finalidad maternal en nuestro cuerpo, esas son casi del mismo tamaño en todas las mujeres y hasta que no te quedas embarazada no se muestran externamente. Desde el principio del embarazo empiezan a crecer los pechos, tanto que habitualmente te obligan a cambiar de talla y/o de copa de sujetador. En mi caso pasé a usar una copa B y a rellenarla bastante bien al final del embarazo.

Calostro y subida de la leche
Un tiempo antes de que naciera mi hija empecé a rezumar calostro. Qué felicidad! Se estaba cumpliendo lo soñado, mi pecho estaba produciendo alimento como el del resto de mamás. La prueba de fuego fueron las primeras horas después de que naciera la pequeña. Me tomé al pie de la letra lo que dicen que para ayudar a que suba la leche hay que poner al recién nacido lo más posible al pecho, y efectivamente, al cabo de tan solo un día y medio ya tenía los pechos llenos. A partir de entonces producía mucha leche, mucha más de la que mi pecho podía retener. Se me hincharon tanto los pechos que a punto estuve de cambiar de talla de sujetador de nuevo, pero las matronas me dijeron que se me debía regular algún día. 

Problemas con el pecho
Tenía tanta leche que cuando ponía a mamar a E. la pobre a veces se atragantaba y todo. Pasé dolores por la hinchazón durante unos cuantos días, y eso que estaba dando de mamar a demanda, cada poco. Una de las veces que peor lo pasé fue porque se me puso un pecho muy duro y aunque la pequeña mamaba bien de él, no se me descongestionaba. Al final, alternando calor (antes de dar de mamar para que se ablandara todo y la peque pudiera mamar mejor) y frío (para calmar el dolor cuando no estaba dando de mamar) pude seguir con la lactancia. 

No necesité pezoneras, pues aunque soy mujer de pechos pequeños mis pezones son bastante grandes y el bebé pudo engancharse perfectamente a ellos desde el primer día. Solo durante un par de días tuve grietas en uno de ellos. Todo empezó con unas perlas de leche que me dijeron que no eran importantes, pero al romperse acabaron haciéndome herida, y eso que no dejaba que la pequeña mamara mal, es decir, cuando notaba que en lugar de tragar bien lo que hacía era succionar mal, y por ende a mí me dolía, la soltaba inmediatamente para volver a colocarla bien. Al final me llegó a doler mucho y tuve que estar casi dos días sacándome leche de ese pecho yo misma para que se me curara. Desde entonces no volví a sufrir nada parecido.

Tomas largas y frecuentes
La verdad es que calculaba el tiempo que tenía a la niña al pecho y me salían unas 6 horas al día. Uf!! Me pasaba una cuarta parte del día dando de mamar, y es que ella siempre ha sido muy demandante, nunca le ha gustado el chupete (siempre ha preferido el pecho para quedarse dormida) y además mis pechos, aunque lactaran perfectamente, no eran tan grandes como los de otras mujeres y por tanto tenían una menor capacidad de almacenamiento, por lo que debía vaciarlos más a menudo, es decir, que producía la misma cantidad de leche que cualquier otra mujer (o incluso más según me comentaron las matronas) pero cuando mi piel se tensaba al llenarse el pecho pronto debía dar de mamar o si no rezumaba leche, porque se salía de tanta presión que tenía en un sitio tan pequeño. Esto es lo que ha hecho que la lactancia fuera más dura de lo normal, el no poder disponer de más de 2 horas seguidas sin tener que vaciar los pechos, ni siquiera por la noche. Con el tiempo se fue regulando y ya no se me salía la leche sola (dejé de usar discos de lactancia a los 9 meses) y además la peque también iba creciendo y entonces cada vez podía tomar más leche en menos tiempo. 

El problema ha estado siempre a la hora de extraerme leche, porque como vacío los pechos tan a menudo, nunca llego a tener una reserva grande como para extraerla y guardarla (sobre todo cuando la lactancia se regula). Pero lo que hago cuando quiero guardar una bolsa es darle a mi inña solo de un pecho durante varias horas dejando que se vaya llenando el otro, y cuando este está ya muy tirante, entonces ya puedo sacar unos 100ml de él más fácilmente con el sacaleche. Esto evidentemente no lo hacía en verano cunado la niña a pensas sabía beber agua, ya que cuando más agua tiene la leche materna es cuando el pecho está muy lleno, y el bebé lo necesita tanto como el resto de nutrientes.

Lactancia materna exclusiva a demanda
La peque nunca mostró mucho interés por la comida. Le fuimos introduciendo la alimentación complementaria a partir de los 6 meses, pero nunca hubo manera de que comiera papillas, purés ni nada por el estilo. No fue hasta que cumplió los 10 meses, coincidiendo con la salida de sus primeros dientes, que comenzó a comer ya un poco de jamón cocido, pan y arroz, y a chupar otros alimentos. Por eso se puede decir que fue alimentada durante 10 meses con lactancia materna exclusiva a demanda. Y siempre ha estado bien nutrida. Una de las cosas que temíamos es que le faltara hierro en su dieta, que se le estuvieran terminando las reservas de cuando nació, y por eso nos preocupaba que no quisiera comer otra cosas que no fuera leche materna, pero en cada revisión con el pediatra este nos decía que la niña estaba muy sana. Creemos que gracias al pinzamiento tardío del cordón umbilical obtuvo una gran reserva de hierro y no sintió la necesidad e ingerir otros tipos de alimentos.

Tienes pecho? Lacta!
Creo que la lactancia materna es lo mejor para el bebé, lo más natural sin duda, y lo que está diseñado a medida para su perfecta alimentación, por lo tanto, que nadie se eche a atrás pensando que no puede hacerlo porque tenga el pecho pequeño, porque eso no tiene nada que ver. Yo llevo 14 meses de lactancia materna exitosa con un pecho muy pequeño. Cuando deje de lactar podré hablar de cómo queda el pecho, pero en mi caso seguro que pasaré de no tener nada a tener un poco y algo flácido ¿Y qué? Habré dado de comer a mi  niña oro blanco durante mucho tiempo, y habrá merecido la pena.


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